La esperanza es la seguridad de cosas futuras. Tenemos que aprender a desconectar de la información instantánea a que nos someten los medios para buscar, mediante la la lectura meditada de los Evangelios y la oración, la apertura a horizontes distintos al que nos ofrecen todos los analistas mundanos.
El futuro es siempre incierto, humanamente hablando, pero si nos apoyamos en la fe y en la esperanza cristianas el futuro es seguro: el triunfo de Cristo, su segunda Venida, la instauración el Reino de Dios en la tierra a través de Cristo. Como dijo,con cierto sentido del humor, Benedicto XVI "conocemos la historia y su final, pero no conocemos el detalle".
En un plano personal o individual el futuro está más allá de la muerte. Pero, en un plano colectivo, el futuro será el retorno glorioso de Cristo.
La alegría y la paz cristianas están cimentadas en la virtud sobrenatural de la Esperanza.
J.S.
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