jueves, 15 de junio de 2017

Vida interior y sequedad espiritual

Estoy leyendo con atención el libro de José Miguel Cejas Cara y Cruz, obra póstuma del gran escritor. En este libro se relatan detalles conmovedores de la vida espiritual de  San Josemaría. Sirva como ejemplo este comentario del Fundador del Opus Dei hecho a D. Javier Echevarría el 26 de noviembre de 1970. La cita, más amplia, se encuentra en p. 609 del mencionado libro.

¡Seco, hijos míos! - decía poco después-: Ésta es mi situación actual. A mí, me sostiene el Señor, porque yo soy un saco de inmundicia. Busco continuamente de unión con Dios y el Señor me da una gran paz y una gran serenidad: pero me siento seco en la oración, también en la vocal. Hay días, en los que no logro ni siquiera meter la cabeza en un Ave María: me distraigo enseguida. Pero sigo y continúo luchando siempre: nunca dejo de rezar lo que tengo que rezar. Rezo, siempre: procuro cumplir con todo mi amor, aprovechando las circunstancias en que me encuentro. Ahora mismo hago el propósito de rezar bien esta tarde el Rosario.

Es edificante esta confidencia hecha por un gran santo,  cinco años antes de morir. En esto coincide con la biografía de todas las almas grandes, que atravesaron temporadas de oscuridad interior, de purificación pasiva, mientras, de modo oculto, Dios las unía a Sí mismo más intensamente.

No nos debe preocupar mucho el que, en ciertas épocas, cueste más la piedad, o no responda la sensibilidad a lo que, realmente, busca la voluntad. Si perseveramos en esas situaciones, arraigan más en el alma le fe, la esperanza y el verdadero Amor.
                                                                                                                                                             J.S.

Alegres en la esperanza

La esperanza es la seguridad de cosas futuras. Tenemos que aprender a desconectar de la información instantánea a que nos someten los medios para buscar, mediante la la lectura meditada de los Evangelios y la oración, la apertura a horizontes distintos al que nos ofrecen todos los analistas mundanos.

El futuro es siempre incierto, humanamente hablando, pero si nos apoyamos en la fe y en la esperanza cristianas el futuro es seguro: el triunfo de Cristo, su segunda Venida, la instauración el Reino de Dios en la tierra a través de Cristo. Como dijo,con cierto sentido del humor, Benedicto XVI "conocemos la historia y su final, pero no conocemos el detalle".

En un plano personal o individual el futuro está más allá de la muerte. Pero, en un plano colectivo, el futuro será el retorno glorioso de Cristo.

La alegría y la paz cristianas están cimentadas en la virtud sobrenatural de la Esperanza.

J.S.

Los mártires coptos

Una vez más la sangre de los mártires ha sido derramada. El atentado contra los peregrinos cristianos coptos de Egipto ha sido un martirio de hermanos nuestros.

¿Muchos se preguntan quiénes son los coptos? La misma palabra copto quiere decir egipcio en la lengua original de Egipto antes de su arabización lingüística. Ya en el siglo I el cristianismo se extendió rápidamente por Egipto. Los cristianos egipcios proclaman con orgullo que su país fue el primero que visitó Jesús Niño cuándo tuvo que huir la Sagrada Familia ante la persecución de Herodes. Un motivo omnipresente en la decoración de las iglesias coptas es la cena de la Virgen sentada en un borrico con el Niño en su regazo y José tirando del ronzal.

Los coptos son, pues, una reliquia del Egipto antiguo tanto desde el punto de vista religioso como lingüístico. A pesar de 13 siglos de presión islámica la minoría copta constituye todavía hoy más de un 10% de la población egipcia. Sobreviven también otras comunidades cristianas más reducidas, de ritos y orígenes distintos.

Los coptos viven permanentemente en un estado de ciudadanos de categoría inferior, cómo todas las minorías cristianas en países islámicos. Su existencia es legal, pero con muchas restricciones prácticas como el hecho de que no pueden restaurar las iglesias envejecidas si no es con un permiso especial que se da con cuentagotas.

El Patriarcado de los coptos desde hace unos 1000 años está separado de Roma, pero conservan la fe común, los siete sacramentos y la sucesión apostólica. Pertenecen, por tanto, a la comunión de iglesias ortodoxas. Hay no obstante una minoría dentro de los coptos con un patriarcado propio y que están en plena comunión con Roma y por tanto son católicos coptos.

En el reciente viaje del Papa Francisco a Egipto quedó de manifiesto la nostalgia y la aspiración de que la Iglesia vuelva a la unidad de los primeros 1000 años, con una diversidad de ritos y tradiciones propias. Esa tarea, humanamente difícil, pero querida por Jesucristo, se llama Ecumenismo. Es un objetivo que sólo puede realizar el Espíritu Santo y por eso, el alma del ecumenismo es la oración.
Papa Juan Pablo II empleo la expresión Ecumenismo de los Mártires. La unidad anhelada está perfectamente realizada en el Cielo dónde están juntos todos los que testimoniaron su fe en Jesucristo con el martirio.

Son hermanos nuestros, su sangre es Sangre de Cristo. No podemos caer en la ambigüedad de lo que es políticamente correcto en el mundo actual, en nuestro mundo occidental.

J.S.

¿Un mundo sin religión?

Hay una canción de John Lennon que tuvo un éxito enorme: Imagine. La letra de esa canción entraba fácilmente en el corazón de una generación nueva. El muchacho de Liverpool ofreció a la imaginación un mundo ideal sin guerras, sin odios interraciales, sin fronteras nacionales y... sin religión (without religion). Pienso que millones de personas de todo el mundo se tragaron, mientras cantaban,  esa idea ambigua: las religiones han sido causa de muchos males del mundo, sobre todo en forma de guerras y, por tanto,  un mundo sin la religión sería un mundo pacífico. Idea falsa y ambigua.

Es cierto que las religiones han sido instrumentalizadas muchas veces por poderes mundanos para sus fines propios. Históricamente también se ha dado ese abuso dentro del cristianismo y la propia Iglesia Católica reconoció cómo culpas del pasado el uso de la violencia al servicio de la verdad. Pero eso es una pequeña parte de una realidad más profunda. Es un error que conviene corregir, de acuerdo;  pero no podemos caer en este viejo sofisma: al enfermo le duele la cabeza, lo mejor es cortársela.

La religión es absolutamente necesaria para que el hombre pueda realizar su sentido pleno como persona y como sociedad. El Papa Francisco va repitiendo, ante audiencias muy diversas,  que las religiones son instrumentos de paz y no de violencia. No hay mayor ofensa a Dios que matar invocando el nombre de Dios y quienes cometen esa aberración están lejos de tener una relación interior auténtica con el Dios Único y Creador.

La observancia meramente exterior y superficial de ritos y costumbres, incluso de plegarias vocales, sin que salgan del corazón no constituyen una verdadera religión. Son formalidades externas que pueden ser instrumentalizadas por poderes políticos. El Papa ha hablado, incluso,  de cristianos ateos.

El número de creyentes que buscan sinceramente llegar a Dios y escucharle en el fondo del alma es relativamente pequeño en casi todas las religiones. Pienso que en la medida en que haya más personas orantes de verdad, en cada religión, será más fácil la convivencia pacífica de religiones y la pacificación del mundo.

J.S.

El recogimiento cristiano y otras cosas distintas

Una de las experiencias más gratas cuando salimos a la montaña es que desaparecen todos los ruidos propios de una ciudad: el tráfico rodado, las sirenas, el estruendo de las motos, el ruido de máquinas, la algarabía de la gente. Todo eso desaparece en cuanto nos adentramos en los espacios más puros de la naturaleza. Entonces, como aguardando su turno, aparecen otros sonidos distintos: el canto de los pájaros, el rumor del agua que corre, el canto del viento acariciando un bosque... Una nueva sensibilidad se despierta en el alma con capacidad de nuevos goces, sutiles, penetrantes.

Algo parecido, pero en orden distinto, ocurre con la vida espiritual. La voz del Espíritu Santo en nuestro corazón es como un susurro que solamente es percibido cuando hay quietud y paz interior.
Una llamada de atención aquí. Es muy importante detenerse en este punto, porque la sensibilidad actual busca ese estado por sí mismo, como remedio al stress de la vida cotidiana, como una especie de narcisismo gratificante. El éxito de centros dedicados a la enseñanza de técnica de relajación es bien patente. Esa quietud y paz interior puede alcanzarse, pero el corazón puede no abrirse a la alteridad del Dios amante, que nos busca, que nos interpela. Puede quedarse a la mitad, en el mejor de los casos.

La oración cristiana es algo distinto. El trato con el Espíritu Santo es algo distinto.

El Papa Francisco durante la misa celebrada el viernes 9 de enero en Santa Marta nos decía: “Tú puedes hacer mil cursos de catequesis, mil cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen y todas estas cosas. Pero todo esto nunca podrá darte la libertad de hijo" Por ello, concluyó el Pontífice, «pidamos al Señor la gracia de tener un corazón dócil: que Él nos salve de la esclavitud del corazón endurecido» y «nos lleve hacia adelante en esa hermosa libertad del amor perfecto, la libertad de los hijos de Dios, la que sólo puede dar el Espíritu Santo».

Me parece que es preferible hablar de recogimiento cristiano, que no simplemente de quietud. Se trata de una apertura interior al Otro.

¡Ven, Santo Espíritu, llena los corazones de tus fieles!
J.S.
Añado link a la Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana

El buen uso de Internet y de las nuevas tecnologías

Se ha dicho que, al leer un libro, de un modo pausado inteligente, el lector entabla un diálogo silencioso con el autor. En ese diálogo íntimo, por parte del lector, hay momentos de admiración o de rechazo, pausas reflexivas, el interés por releer algo que ha impresionado mucho o algo que recuerda otro pasaje de otro libro o una situación vivida y casi olvidada. Se ha dicho también que un libro bueno es aquel que empiezas a leerlo y no puedes dejarlo hasta el final
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En todo esto hay mucho de verdad, pero donde realmente es posible un diálogo es en el caso de la escritura digital. No hace mucho glosaba yo, en una entrada de este blog, la letra de una canción que atribuí a los Beatles. Un lector benévolo me comunico, en un WhatsApp, que esa canción no era de los Beatles sino de John Lennon. Tardé dos o tres minutos en cambiar la frase equivocada y actualizar de nuevo el blog. Si el texto estuviera impreso sobre papel tendría que hacer una nueva edición para subsanar el error o bien dejarlo escrito tal como estaba, con el error incluido.

Esto es solo una apreciación muy concreta sobre el mundo digital, del cual soy bastante entusiasta, aunque también reconozco sus límites y admiro el esfuerzo qué hacen los editores modernos para hacer atractiva la letra impresa sobre papel, incluidas fotos, imágenes, diseño, etc.

No es una exageración decir que Internet nos ha cambiado la vida. Ha cambiado la vida del mundo entero. Lo ha cambiado en muchos aspectos para bien y, en otros, no pocos, para mal. Lo mismo que la máquina de vapor, el uso de la electricidad o los vehículos de motor.

Sobre los efectos negativos de Internet hay una abundante literatura de padres, psicólogos pedagogos, pastores de la Iglesia y demás observadores sociales. El mal uso o el abuso de las nuevas tecnologías. puede resultar algo realmente desastroso. Pero también quiero señalar algo sobre lo cual se escribe poco. Me refiero al desconocimiento o el rechazo inconsciente en el uso de ese medio en un sector de edad avanzada. Con ello aumenta el aislamiento y la desconexión con el mundo real de muchos ancianos.

Actualmente están conviviendo en la sociedad la llamada generación milenarista (personas que han nacido con una pantalla y un teclado) con otra generación que, en un momento dado, rechazó todo innovación en su modo de vivir y son ahora incapaces de manejar ningún dispositivo digital. Recuerdo la frase solemne de un anciano culto que no se recataba de decir en público que había hecho voto de no usar nunca una tecla.

Internet y las nuevas tecnologías, bien usados, son buenos. Permiten encontrar información buscada, mejorar la formación con webs adecuadas, comunicarse con los demás, recuperar amistades antiguas, difundir mensajes positivos, evangelizar, disfrutar con imágenes bellas. Además, la oferta de cursos de iniciación por parte de administraciones pública es abundante.

Un buen ejemplo de cuanto he dicho es el blog Siguiendo al Papa Francisco Lo estás leyendo ahora mismo y puedes enviar tus propios comentarios.
J.S.

¿Puede una persona desenamorarse de otra?

Se atribuyen a los procesos de enamoramiento y desenamoramiento una especie de fatalidad inevitable, algo que cuando ocurre en una persona respecto a otra tiene tal fuerza que anula la inteligencia y la voluntad, una situación emocional ante la cual no existe la libertad. Con este prejuicio antropológico se tiende a justificar mucha de las rupturas matrimoniales y muchas decisiones adulterinas.

La madurez humana supone un sano equilibrio entre la razón, la voluntad y la afectividad. La falta de equilibrio entre estas dimensiones de la personalidad puedes llevar a grandes fracasos lo largo de toda la vida. Esta comprobado que una persona carente de sentimientos, de afectos o de emociones normales tiene una tara importante para conseguir una vida lograda, aunque esté dotado de una gran inteligencia o de una voluntad de hierro. Pero también una persona incapaz de orientar, prevenir y moderar su vida emocional será presa de un sentimentalismo que en momentos críticos después de llevar a decisiones disparatadas, a perder el control de sí mismo.

Los clásicos veían en las cuatro virtudes cardinales cómo el eje de la madurez humana: la prudencia la justicia la fortaleza y la templanza. La experiencia cristiana asumido esas virtudes y las ha integrado en un nivel más alto: el de la imitación de Jesucristo
J.S

Dudas de fe...casi normales

Quién dice que nunca tiene dudas de fe quizá no tenga fe, aunque él piense que la tiene. O también, es probable, que tenga una fe infantil.

Creer es asentir y aceptar lo que Dios nos revela por la autoridad del mismo Dios.

Las dudas de fe se dan cuándo encontramos una contradicción entre lo que entendemos y lo que nos propone la fe. Ceder ante una tentación contra la fe es fiarse más de lo que uno entiende que de lo que Dios nos dice. En cambio, la tentación es superada cuando decimos: Señor, qué grande eres que no te entiendo, pero lo encuentro lógico porque si te entendiera no serías Dios sino una criatura como yo. Me fío totalmente de Ti y espero que me ayudes a entenderte un poquito más.

Cuando las tentaciones contra la fe son respondidas con esta actitud humilde, renovando nuestra confianza absoluta en el Señor, acudiendo a la oración y al estudio más profundo del Magisterio de la Iglesia, entonces, crece la inteligencia de la fe, con lo cual nuestra fe se hace más madura. Sabemos mejor lo que creemos.

J.S.