viernes, 11 de octubre de 2013

El crudo realismo en la predicación del Papa Francisco

La intención de este blog está dicha en su mismo título Seguir al Papa Francisco. Lo que pretendo es atender a sus palabras y a los gestos que escenifican o rubrican su mensaje,  con la confianza de quien oye al Obispo  de Roma, Padre común de los cristianos, guía espiritual para pastores y fieles de la Iglesia Universal. No encontraréis en este blog espacio para otro tipo de consideraciones que abundan en otros medios; me refiero a noticias y comentarios sobre nombramientos de Curia, juicios sobre supuestas segundas o terceras intenciones en decisiones papales, correlación de fuerzas entre tendencias en el seno de la Iglesia, comparaciones entre este pontificado y lo anteriores, etc. No me interesa ese mundo de conjeturas. Me basta la predicación sólida y tradicional del Santo Padre, su constante exhortación a una vida verdaderamente cristiana, su crudo realismo ascético y espiritual.

Hoy el Santo Padre, en su homilía de Santa Marta, ha vuelto a alertarnos ante la actividad del demonio, que no es el nombre simbólico de la difusa presencia del Mal en el mundo, sino una criatura desgraciada que intenta en vano oponerse a la victoria de Cristo. Una de sus tareas preferidas es suscitar la división, la mentira, la cultura de la muerte.

Éstas han sido palabras del Papa: “Vigilancia, porque la estrategia del demonio es ésta: ‘Te has convertido en cristiano, va adelante en la fe, te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te has acostumbrado, y no vigilas tanto, y te sientes seguro, yo regreso’. El Evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y el demonio ¡que regresa! San Pedro lo decía: ‘Es como un león feroz, que da vueltas a nuestro alrededor’. Es así. ‘Pero, Padre, ¡usted es un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas’... ". No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Pidamos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no negociemos con el demonio! Él trata de volver a la casa, de tomar posesión de nosotros... No relativizar, ¡vigilar! ¡Y siempre con Jesús!”.

A esto me refería al principio al hablar del crudo realismo en la predicación el Papa Francisco.


J.S.

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