Esa tarea para la que está
especialmente dotada no se reduce a la simple capacidad fisiológica de transmitir
la vida; es mucho más y en todos los órdenes de la vida. En palabras del Papa
Francisco, esto no es solo un simple
hecho biológico, sino que comporta una gran cantidad de implicaciones tanto
para la propia mujer, por su forma de ser, como en su relación respecto a la
vida humana y la vida en general. Llamando a la mujer a la maternidad, Dios le
ha confiado de manera muy especial el ser humano".
Juan
Pablo II llamaba a esa condición “el genio femenino”.
Reducir
el papel de la mujer a la sola función social de la maternidad, en su sentido
meramente fisiológico, cerrándole otras posibilidades, es vulnerar su vocación
más profunda y amplia, porque tal reduccionismo aparta a la mujer con todo
su potencial, no la valoriza plenamente en la construcción de la comunidad. Ya
sea en ámbito civil, como eclesial.
Todos
salimos perdiendo, hombres y mujeres; algo nos falta.
Pero
también señaló el Papa Francisco: como reacción a esto, hay otro peligro, en
la dirección opuesta: el de promover un tipo de liberación que, para ocupar el espacio
sustraído al varón, abandona lo femenino que tiene valiosas características. Y
aquí me gustaría hacer hincapié en que la mujer tiene una especial sensibilidad
por las "cosas de Dios", en especial para ayudarnos a comprender la
misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene para nosotros".
Todos
saldremos ganando, hombres y mujeres.
J. S.
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