Ha salido en la prensa una noticia
sorprendente. En España hay actualmente 16.000 centenarios. Sabía que el nuestro
es uno de los países del mundo con mayor esperanza de vida, pero no sospechaba que
tantos españoles hubieran cumplido ya los 100 años. Eso supone que para muchos la mayor parte de su tiempo de su vida va a
transcurrir en años de vejez y ancianidad. Es decir que la etapa de la vejez va
a ser más larga que la etapa de la adolescencia, que la etapa de la juventud, que la etapa de la madurez.
¿Qué podemos hacer para afrontar ese reto? En primer lugar dar gracias a Dios
por ese don que también es fruto del trabajo del hombre que ha llevado un
avance extraordinario de la medicina y de la cirugía.
En segundo lugar, hay que tomar una decisión muy importante en nuestra vida.
Hay un cruce de caminos que indica dos direcciones distintas: una del abuelo
cariñoso y tierno, la del viejo feliz, con amigos, con proyectos realizables a
su edad, con la suficiente flexibilidad para ver venir tiempos distintos y
costumbres nuevas. La otra dirección termina en el viejo solitario, gruñón, intratable,
amargado y egoísta.
Y en tercer lugar, hay agradecer mucho a Dios que nos haya dado un Papa Francisco
que es anciano y un verdadero maestro para todos los ancianos; continuamente se
está refiriendo a ellos. Al final de esta entrada pondré unas cuantas frases
del Papa Francisco que compendian su pensamiento sobre los viejos.
Lo que es realmente muy penoso es que un hombre o una mujer a partir de cierta
edad vaya por la vida de ateo o de agnóstico. La luz crepuscular del ocaso
es mucho más rica que la luz del alba. Se hace más fácil entender nuestra
condición de criaturas, nuestra necesidad de la religión. Conforta mucho saber
que la mayoría de los jóvenes actuales que hoy han roto con su vínculo
bautismal, dentro de unos años, volverán
a rezar, volverán a las iglesias.
La verdadera esperanza cristiana, fundada en la palabra de Jesucristo y
cultivada por la oración y los sacramentos, puede llegar eliminar completamente
el miedo tanto la vida como a la muerte. Recuerdo con cariño a una anciana sabía
que me decía: yo ya le he dicho al Señor
que tengo las maletas preparadas, pero que no tengo ninguna prisa. Con su
vida y con su trato hacia un bien muy grande a muchas personas.
Es bueno querer
vivir muchos años si es posible con un grado de salud aceptable y con una mente
lúcida para servir al Señor y a las almas.
Pero también ancianos que sufren enfermedades o
dolencias penosas crónicas pueden sentirse contentos de vivir muchos años, contribuyendo
con sus cuerpos a la redención de la humanidad realizada por Jesucristo en la Cruz. Suplo en mi carne, lo que falta a la Pasión
de Cristo, decía San Pablo.
Por último, quiero hacer una referencia al
cuidado de la salud. A partir de cierta edad el cuidado de la salud supone una
porción importante de lo que podemos llamar santificación de los deberes
ordinarios del cristiano. No se trata de ser eternos que para eso tendremos ya
la vida eterna. Se trata de mantener durante en la medida de lo posible un
grado de independencia y una capacidad de ser útil a los demás.
En España tenemos la suerte de gozar de una
sanidad pública realmente buena. Alguna vez hay que entrar en su engranaje. Eso
supondrá una rutina de citas, esperas, consultas, revisiones, tratamientos y también, si es
preciso, cirugías. Es parte del vivir más años para servir a Dios ya los demás.
También es un motivo de gratitud al Señor el que detrás de ese servicio público
nos encontramos con un personal sanitario de excelente calidad humana y
técnica.
7 frases del Papa Francisco sobre la importancia de nuestros abuelos
1.- "El anciano no es un extraterrestre. El
anciano somos nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente,
aunque no pensemos en ello. Y, si no aprendemos a tratar bien a los ancianos,
así nos tratarán a nosotros" (Catequesis
audiencia general, Ciudad del Vaticano, 04/03/2015)
2.- "¡Que importantes son los abuelos en la vida
de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es
esencial para toda sociedad!" (Reflexión
antes del rezo del Ángelus, JMJ Río 2013, 26/07/2013)
3.- "Los abuelos son la sabiduría de la familia,
son la sabiduría de un pueblo. Y un pueblo que no escucha a los abuelos es un
pueblo que muere". (Encuentro
Mundial de las Familias, Roma, 27/10/2013)
4.- "¡Es un gran don para la Iglesia, la oración
de los abuelos y de los ancianos! La oración de los ancianos y abuelos es un
don para la Iglesia, ¡es una riqueza! Una gran inyección de sabiduría también
para la entera sociedad humana: sobre todo para aquella que está demasiado
ocupada, demasiado absorbida, demasiado distraída" (Catequesis audiencia general, Ciudad del Vaticano,
11/03/2015)
5.- "Los abuelos, los abuelos tienen una
capacidad para comprender las situaciones más difíciles: ¡una gran capacidad! Y
cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte ¡es
poderosa!" (Encuentro con los
ancianos, Ciudad del Vaticano, 23/09/2014)
6.- "Qué bello es el aliento que el anciano logra
transmitir al joven en busca del sentido de la fe y de la vida! Es
verdaderamente la misión de los abuelos, la vocación de los ancianos. Las
palabras de los abuelos tienen algo de especial para los jóvenes. Y ellos lo
saben. Las palabras que mi abuela me dio por escrito el día de mi ordenación
sacerdotal, las llevo todavía conmigo, siempre en el breviario, y las leo a
menudo, y me hacen bien" (Catequesis
audiencia general, Ciudad del Vaticano, 11/03/2015)
7.- "Los ancianos son una riqueza, no se pueden
ignorar, porque esta civilización seguirá adelante sólo si sabe respetar su
sensatez y su sabiduría" (Catequesis
audiencia general, Ciudad del Vaticano, 04/03/2015)
J.S