
Esta
mañana no ha dicho el Papa Francisco por Twitter:
No podemos ser cristianos a ratos. Si
Cristo constituye el centro de nuestra vida, ha de estar presente en todo lo
que hacemos. Esta frase tan sencilla
la he asociado enseguida a la situación de quien tiene un invitado muy especial
en casa. Jesús ha venido personalmente a
nosotros desde el momento del bautismo y no ha venido para estar de paso, sino
para permanecer de un modo estable. Le
podemos expulsar, casi a la fuerza, con
un comportamiento hostil por nuestra parte. Eso es el pecado mortal. Pero, incluso en ese caso, Jesús no se aleja
mucho de nuestra casa y queda a la espera de nuestro arrepentimiento y nuestra
penitencia para volver a instalarse en nuestra alma.
Pero
el comentario del Papa Francisco no parece referirse a la situación extrema del
maltrato al invitado, sino, más bien, al descuido, a la falta de atención
merecida al divino Huésped. Podemos
olvidarnos de Él, dejarle en un segundo o un tercer plano y
centrarnos de nuevo en “nuestras” cosas. La presencia de quien vino puede
difuminarse en la memoria del anfitrión. Ya le atendí durante media hora, ya
fue bastante, necesito recuperar mi
autonomía, mi independencia. Yo soy yo y nadie más. Así empezamos a ser cristiano a ratos. Y los
ratos pueden volverse cada vez más cortos.
Pienso
que el Papa Francisco es un ejemplo de cristiano a todas horas, a tiempo
completo. Por eso le sale tan fácil escribir en Twitter dos o tres líneas
que rezuman amor a Jesucristo.
J. S.
A propósito del uso que el Santo Padre hace de Twitter, releer en este blog El Papa del Twitter
A propósito del uso que el Santo Padre hace de Twitter, releer en este blog El Papa del Twitter
No hay comentarios:
Publicar un comentario